Estoy aqui...

*Frente a ella se alzaban dos inmensas rejas negras, viejas y polvorientas, las cuales se abrieron con lentitud ante la joven, rechinando al hacerlo, el suelo estaba cubierto por un espeso manto de niebla blanca, y alli estaba, una antigua edificación con aspecto de llevar varios años abandonada, y esa era la afamada Acadeima Night? A la chica tan solo le pareció una mansión sucia y destartalada, algo asi como una de las casas del terror de las ferias, que perdida de tiempo, ciertamente esperaba algo más, aunque prefirió no darle mucha importancia al aspecto del lugar, no estaria demasiado tiempo en esta y aun asi lo importante eran los seres que moraban en esta, al igual que ella lo haria dentro de poco, que clase de cosas encontraria alli, esperaba que hubiese alguno que valiese la pena, algun juguete para ella. Iba vestira con top que se cortaba a la altura del ombligo y dejaba la espalda al descubierto, un chaqueton de cuero negro, unos pantalones vaqueros algo rasgados y unas zapatillas de deportes, una vestimenta francamente sencilla, pero en principio era mejor no destacar demasiado, asi podria elegir comodamente a su primer objetivo. Como maleta unicamente llevabab un bolso de dimensiones razonables colgando de su hombro, parecia pesar, pero ella caminaba tranquilamente con el, por fin se adentró en los jardines de aquel lugar, las plantas mustias y resecas le daban un aire más simiestro a la casa, una cosa estaba claro, su dueño tenia un sentido de la estetica más que pesimo* Ah, que aburrido... *Murmuró sin mucho interes y empujó de mala gana otra puerta más que se encontraba ante ella, al parecer esta no se abria sola, parecia haber llegado al hall de la academia, candelabros, cuadros, una alfombra de mal gusto, estaba claro, esa era la entrada de la mansión, tambien pesimamente decorada*

Caminaba sin rumbo por los pasillos de la academia, todavía no me había acostumbrado a su decoración un tanto oscura. Tenía las manos en los bolsillos y las orejas caídas, la verdad es que me daba un poco de miedo pero intenté disimularlo. En ese momento oigo el chirrido la puerta de metal, subí mis orejas y puse toda la atención a los sonidos que iban a continuación. Los pasos fuertes de alguien que se acercaba a la academia cada vez se oían más fuertes. De pronto, el sonido del portón de madera oscura abriéndose me indicó que aquella persona ya había entrado. Como me encontraba cerca del Hall principal fui a ver quien había invadido la academia con su presencia. Me escondí detrás de una pared del pasillo y miré a quien había entrado. Era una chica pelirroja, vestida con un chaquetón de cuero negro que la hacía verse un tanto misteriosa a mi parecer. Entonces murmuró que algo le parecía aburrido, tal vez se refiriese a la academia o a la decoración de ésta, no sé. Pero a mi si que me gustaba la academia y no me parecía aburrida, tan sólo un poco siniestra. Me entraron ganas de preguntarle el por qué, pero pensé que tal vez sería mejor no delatar mi posición.

*La pelirroja se giró bruscamente, a parecer buscando algo, ella no era ni mucho menos tonta, lo sabia, hay habia alguien más, alguien que la estaba observando, interesante, quizas se habia precipitado al decir que el lugar era aburrido, aunque desde luego si era viejo y polvoriento. En su mano derecha se formó una perfecta llama, con la cual se alumbró más claramente, como si esta fuese una vela, un antorcha o algo parecido, en sus labios se dejó entrever una sonrrisilla maliciosa, que no parecia predecir nada bueno.* Ne, donde quiera que estes, muestrate, o te abrasare vivo junto con todo aquel que se me cruce por delante... *Susurró tranquilamente para luego relamerse los labios, la idea de quemarlo todo le atraia bastante, casi se podria decir que le excitaba, despertaba susu sentidos demoniacos.* Tranquilo, si eres bueno no te hare nada, aun... *Añadió segundos despues para esta ultima palabra decirla en voz muy baja, siendo consciente de que, fuera lo que fuese, lo que le escuchaba hablar tenia un excelente sentido del oido, seria divertido atacarle con alguna clase de ondas sonoras hasta hacer reventar sus timpanos, ah, que fantasiosa era la pelirroja, siempre pensando en como torturar y matar a los demas, pero bueno, ella era un demonio, no necesitaba justificación alguna para ser como era, malvada. Ese desconocido se estaba tomando su tiempo, y desafortunadamente para él, la pelirroja tenia poca paciencia y muy mal caracter, pues si ella era un reina sus plebellos debian obedecer sin rechistar, y debian hacerlo ya, o pagarian por su lentitud con sus vidas, mas aunque no fuese realmente una reina como si lo fuese*

Rápidamente se giró, ¿estaba buscando algo? O mejor dicho ¿a mí? Seguí escondido tras la pared. De pronto de su mano salió una llama y en su cara se dibujó una sonrisa maqueavélica. Tragué saliba y bajé automáticamente mis orejas, aquella chica comenzaba a darme miedo ya que no parecía muy amigable. Después me pidió, o mejor dicho me ordenó, que saliera de mi escondite o acabaría chamuscado hastas las puntas de mi cabello. La idea de que me quemase vivo no me atraía precisamente, mas bien me aterraba. Se relamió los labios, al parecer tenía ganas de cumplir su amenaza y volvió a ordenarme que saliera. La llama se reflejaba en mi mirada aterrada que observaba a la mujer tras la pared de aquel pasillo. Volví a tragar saliva ¿devería salir y mostrarme o seguir oculto? Estaba dudando mucho, si seguía escondido tendría la oportunidad de escapar por los pasillos pero si me mostraba no tenía ni iidea de lo que me pasaría. La idea de huir era bastante tentadora pero mi curiosidad me llevó a aquella situación y tenía que responsabilizarme de mis actos. Respiré hondo y salí de detrás de la pared.

- H-hola - le saludé un poco asustado. Bueno más que un poco muy asustado pero intenté disimularlo.

*Que? Pero si no era más que un cachorro, no le interesaban los oponentes debiles, como ella solia decir, ya se verian las caras dentro de algunas decadas, a ver si para entonces habian madurado; asi pues, al verlo dejó escapar un suspiro algo decepcionada y de su mano desapareció la llama, esto le pasaba por excitarse con tanta facilidad, alzó la vista mirando al chico y susurró despectivamente* Pero si no eres más que una bola de pelos... Que perdida de tiempo... *Tras sus palabras, como de costumbre, insensibles y burlonas, pasó por al lado del chico algo fastidiada, sin siquiera dedicarle una mirada, mas aun sonriendo divertida, como si esto fuese parete de su gran burla hacia él, pero bueno, raro seria si la pelirroja no le hubiese molestado, por asi decirlo, no seria ella* Ne, la proxima vez ponte un cartel que diga "Perdedor", o no me recibas asi, o podria chamuscarte pensando que eras algun enemigo digno... *Tras sus palabras siguió caminando por una especie de viejo y lugubre corredor, con bolsa al hombro, y volviendo a prender su mano para utilizarla como antorcha, mientras, con la otra, sacó una cajetilla de cigarros, en la que apenas quedaban tres y se llevó uno a los labios, encendiendolo con las llamas de su mano, ah, como adoraba el tabaco, ciertamente no podria vivir sin el. Una mansión lugubre, un bola de pelos con patas asustadiza, la cual seria seguramente un licantropo, ya que sus orejas y cola estaban ciertamente a la vista, aquel lugar empeoraba por segundos, parecia una casa del terror de baja categoria, de las que se encuentran como atracciones de feria? Pues aun peor. Se preguntaba si de verdad habria alguien que valiese la pena entre ese monton de basura, aunque aun no conocia a ningun docente y tan solo sabia del perro del que se acababa de burlar, aun era pronto, pronto para marcharse, destruirlo todo o desilusionarse, esperaria un poco más para ver como se desarrollaban las cosas, pero la paciencia no era su virtud, asi que más les valia ser rapidos*

Suspiró, me sorprendí durante unos segundos y a continuación bajé mi cabeza, mirando al suelo. A primera vista ella parecía una chica amable pero por lo visto en realidad era una psicópata pirómana. La llama de su mano desapareció y eso me relajó un poco. Después levanté un poco la vista y vi que me miraba. En ese momento tragué un poco de saliba ¿intentaría atacarme de otra manera o se había calmado y no quería perder el tiempo conmigo? Entonces obtuve mi respuesta. Me insultó llamándome bola de pelos y al parecer si que era una pérdida de tiempo el momento que estaba pasando con ella. Levanté mi cabeza, indignado, ¿por qué me había llamado así? Que yo recordara no le había hecho nada. Fruncí el ceño y la miré fijamente. Entonces pasó por mi lado y me volvió a insultar diciéndome que debía de llevar colgado un cartel en el que pusiera "Perdedor" y que a la próxima no lo recibiera así, ya que por una confusión me podría considerar un enemigo que estuviera a su altura. ¿Por qué me trataba así? Era la primera vez que nos veíamos y ya me subestimaba. Siguió caminando hacia el pasillo, volvió a hacer acto de presencia la brillante llama que antes me había causado tanto terror y con ella se encendió un cigarillo. Al ver que pasaba de mí me enfadé aún más, me armé de valor y sin dudarlo la agarré por el brazo con el que estaba sujentando aquella pequeña pieza de tabaco.

- ¡Un momento! - le grité indignado - ¡¿Quién te crees que eres para tratarme así?! Yo no te he hecho nada.

*Debido a la brusquedad de las acciones del cachorro, que al parecer si que tenia algo de valor, el cigarrillo que la pelirroja sostenia entre sus dedos indice y corazon se calló, llendo a parar al lado de la alfombra, que afortunadamente no se prendió, que lastima, hubiese sido la excusa perfecta para hacer arder aquel lugar, o eso pensó la chica. Mas ahora tenia algo más importante en mente, parece que su llegada a la academia tendria algo de entretenido, que interesante, el cachorro no era tan cobarde como le habia parecido a primera vista, "jugaria" un poquito con él, para demostrarle, que ante ella, era mejor ser un cobarde, porque siempre preferiria matar primero a los valientes, y luego a los asquerosos cobardes. Elevó la temperatura de su brazos, concentrando el calor en el lugar por el que el chico la estaba agarrando, para que al tocarla este se quemase como si pasase la mano por encima del fuego y por lo tanto la soltase al sentir dolor, puesto que si no lo hacia al cabo de unos segundos su manos prenderia envuelta en llamas* Huh, parece que el cachorrito tiene pelotas, eh?... *Susurró burlona, girando su rostro hacia él con una maqueabelica sonrisa dibujada en este, de esas tiìcas en ella, que solian inspirar temor en sus enemigos, ya que lo que ahora tenia en mente era hacer de el otro un "perrito caliente" tamaño persona. Soltó su bolsa en el suelo, la cual calló junto a sus pies, provocando un sonido pesado, al parecer en esa mochila llevaba mucho peso, pero ella la llevaba tan tranquilamente que nadie lo pensaria, una vez sin carga y libre del agarre del chico se agachó cogiendo el cigarrillo, llevandoselo entre los labios, y movió un poco sus hombros, para calentarlos, tras una breve pausa, sin apartar el tabaco de sus labios susurró* Bueno, listo para ser abrasado?... *Instantaneamente se quitó el cigarro, se relamió los labios impaciente por "jugar", para tras este acto volver a llevarse el cilindro a sus sugerentes labios.*

Noté un extraño calor, que iba aumentando por momentos, ¿de dónde provenía? ¿De su brazo? Imposible, nadie puede elevar su temperatura corporal, bueno, yo tenía orajas y cola de lobo así que podía ser posible que tubiera la haibilidad de aumentarla. Intenté aguantar un poco pero me estaba empezando a quemar la mano, cosa que no quería que pasase, así que la aparté. En aquel momento sentía como si hubiera pasado la mano por las llamas de una fogata durante por lo menos dos segundos.

-¡Aaah!... - dije nada mas soltarla. Después agité mi mano de arriba abajo, realmente el leve quemazo me había dolido.

Dijo que tenía valor de una forma un tanto coloquial, mejor, no dijo, ¡se burló! No me gustaba que se burlaran de mí, ni que me subestimaran. Era un poco tímido, pero lo que no era es una persona que se deja pisotear. Fruncí el ceño, aunque esa malvaba sonrisa en su rostro me amedrentara, no me iba a quedar de brazos cruzados ni mucho menos. Dejó caer su equipaje al suelo y posó su cigarrillo en la boca. Finalmente me preguntó si estaba preparado para ser calcinado, yo sólo sonreí de medio lado, con el ceño fruncido y una mirada decidida.

- Inténtalo - le contesté.