Buscando comida...

Me miró sorprendida, ¿acaso había dicho algo inusual, tabú para ella? No lo sabía, así que también me sorprendí. Después bajó su cabeza, oh no... ¿La puse triste? ¡No, no! Ahora que había conseguido empezar una amistad con ella, o bueno, eso creía. La verdad es que no le había preguntado si podíamos ser amigos, pero eso ahora no viene al caso, la entristecí y a causa de eso puse cara de preocupación y bajé levemente mis orejas de lobo. Entonces oí una pequeña risita, eso hizo que abriera mis ojos de par en par y que levantara de nuevo mis orejas, ¿no la había puesto triste? eso me alegraba pero a la vez me inquietaba el por qué de que se reía. En ese momento escuché que me preguntaba lo si quería que me enseñara a tratar con chicas y me dijo que dependía de que tipo de chica era. Volvió a mirarme y pude observar que verdaderamente no la había entristecido y eso hizo que sonriera pero entonces volvió a agachar la cabeza. No entendía el por qué de sus movimientos, ¿tal vez sí que la estaba molestando? Eso hizo que me volviera a preocupar. Entonces me dijo que le diera el nombre de la chica con la que quería tratar, tal vez esa fuera la oportunidad que estba esperando para plantearle mi pregunta.

- Bueno... - miré hacia el alto techo que se alzaba sobre nosotros - Pues, es una chica a la que acabo de conocer. Así que no sé mucho de ella, ya que sólo he tenido una conversación con ella pero a primera vista me parece que es una chica bastante extrovertida y bueno, amable, pero cuando quiere. La verdad es que me gustaría ser su amigo pero no sé cómo decirselo.

Asentí.
-Ya veo... bueno, si te parece qué es así... ¿por qué no se lo preguntas? No creo que te vaya a lastimar ni nada de eso solo porque quieres ser su amigo-me quede pensativa por un momento-Pero si no podes hacer eso... conocela mejor, se agradable. Cuando te sientas más seguro preguntaselo, puede haber tres tipos de respuestas. Son las más simples. La primera:-alce un dedo-Ríe y te dice que creyo que ya eran amigos, la segunda:-alce otro dedo-Que te diga que si, que le gustaria (o algo parecido), la tercera:-alce el tercer dedo-es que se niegue, que no quiera- terminé de hablar y me lo quede mirando fijamente esperando su respuesta. Hablaba como si fuera una profecional, que tenía mucha experiencia en todo eso mientras que no era así-O lo que quieras, no me hagas caso-agregué rápidamente.

Asintió, al parecer me había entedido a la primera y eso me alegraba. La miré sonriente y levanté mis orejas lo máximo que pude para poder oírla mejor. Dijo que tal vez era mejor preguntarle directamente, que ella no me lastimaría y ciertamente así lo creía. Pero, en cambio si no podía dirigirle la palabra así como así podría intentar conocerla mejor. Sí, podía hacer eso pero me llevaría demasiado tiempo así que prefería decirselo directamente, con ella seguro que no me pondría nervioso, o bueno, no TAN nervioso como con las demás chicas. Oí que podían haber tres tipos de respuestas, Mizore fue alzando uno a uno sus dedos a medida que nombraba las diferentes contestaciones que podrían darme.Realmente parecía que ya supiera bastante del tema y eso me alegró. Pero despué agregó que no le hiciera caso. ¿Cómo podía no hacerlo? Ella me había dado la solución a mi problema y no dudaría en agradecerselo ni un minuto más. A continuación me levanté de la mesa y me puse en frente de ella

- ¡Muchas gracias! - le agredecí alegre y sonriente.

Ahora pondría en marcha lo que me había aconsejado. Estaba un poco nervioso pero traté de que eso no me afectara ni lo más mínimo, quería que todo saliera a la perfección. Pero no sabía que hacer exactamente, ¿Me arrodillaba cogiéndole la mano? No, eso parecería que le estubiera pidiendo matrimonio y no era el caso. ¿Se lo preguntaba desde lejos? No, quería algún tipo de contacto físico si no podría pensar que no confio en ella. ¿Entonces? Después de meditarlo mucho lo supe. <<Ya sé...>> Pensé. Esperaba poder haber encontrado la solución a este dilema. Puse mis manos enguantadas en los hombres de Mizore y le dije sonriente y con el tono más dulce que podía haber encontrado:

- ¿Quieres que seamos amigos?

De cierto modo me alegre que me lo agradeciera, pero no queria que pensara que supiera mucho del tema. Si no parecia que le estaba mintiendo, de cierto modo.
Noté que se encontraba nervioso, eso me confundio, ¿qué le sucedia? Después de ello me puso sus manos sobre mis hombros y me pregunto si queria que fuesemos amigos, no pude evitarlo y un leve sonrojo corrio por mis mejillas. No había esperado eso, y la verdad me sentía agradecida y... ¡Claro que queria ser su amiga!
Le sonreí lo más amigable posible, luego agarre sus manos que aun se encontraban en mis hombros. Las entrelace con las mias y mi sonrisa se suavizo, cerré mis ojos agradecida.
-Claro que si Inuki. arigato...-le dije, realmente estaba agradecida. Hace mucho tiempo que no tenía algún amigo o amiga y esto... me parecía imposible. Pero la verdad... es que seguramente el tenía una referencia de como soy muy diferente a la realidad, sino no me lo pediria...
No lo pude evitar, una lágrima solitaria cayo por el ojo derecho hasta desaparecer por mi mentón, estaba feliz por lo que queria Inuki. Ser mi amigo. Pero... al pensar que realmente no me lo merecía, lo que era cierto, me hacía sentir triste. Demasiado...

Se sonrojó, y se veía tan tierna de esa manera que primero me sorprendí y luego la miré con dulzura. Después ella me sonrió, de verdad que me encantaba la sonrisa de las chicas. Era tan, tan... No sabría como describirlo, era una sensación un tanto extraña. Entonces entrelazamos nuestras manos, eso SÍ que me sorprendió, tanto que mis mejillas se enrojecieron como si de un tomate se tratara, era algo que indudablemente no me esperaba. ¿Qué devía hacer ahora? Verdaderamente no lo sabía, estaba tan nervioso que mi mente estaba completamente en blanco. Entonces vi caer de su ojo una lágrima, ¿qué le pasaba? ¿Tan horrible era mi compañía? ¿Había hecho algo que no devía? ¡¿Qué era?! No podía dejarla así, tenía que hacer algo para que dejara de llorar. No me gustaba nada ver llorar a la gente, era algo que sin duda también me ponía triste a mí. La miraba con cara de preocupación, no sabía que hacer, ¿y sí hiciera algo que las molestara? ¿Dejaría de ser mi amiga? No quería que algo así pasase, sin duda tenía que encontrar una solución a esto. Respiré hondo para que mis pensamientos se aclararan, para que nada me preocupara; cerré un instante los ojos y sin pensarlo la abracé. Tal vez así conseguía que su llanto inaudible cesara. Y aunque estaba verdaderamente nervioso no la aparté de mí ni un instante.

- Tranquila Mizore - la traté de calmar - todo está bien.

Mis ojos ahora mostraban sorpresa y un leve rojo carmesí se apodero de mis mejillas, me había abrazado, seguramente por lástima. Seguramente porque había visto la lágrima caer por mi mejilla, maldecía esa estúpida lágrima.
Cerré mis ojos por un momento y suspire hondo, para volver a ser la chica que era antes. Mi comportamiento anterior fue algo que, se podría decir, raro en mí. Después de abrir nuevamente mis ojos me separe y lo mire nuevamente, no mostraba ninguna expresión mi rostro. Aunque podría decirse que estaba seria.
Me quede sosteniendolo de los hombros por un momento, hasta regalarle una sonrisa divertida como diciendo que ya todo estaba bien. Pero seguramente se quedaria preocupado, le podría decir algo que lo convenciera. Aunque por ahora no se me ocurria nada por el estilo.
-No te preocupes Inuki, fue... alergía-mentí, ¿alergia? ¿A qué ser humano se le ocurria decir algo así después de lo suceso? A mi, la única idiota. Con eso no lo iba a convencer, aunque esperaba que si.

Su expresión seria hizo que me preocupara, ¿qué la pasaba? No podía quedarme de brazos cruzados y ver como sufría en silencio. Sus manos se posaron en mis hombros y me dedicó amablemente una sonrisa, divertida pero un tanto vacía en mi opnión. Su manera de sonreir en ese momento no me transmitía las mismas sensaciones que las de antes, era algo triste pero con un toque de reconforte, es algo verdaderamente difícil de explicar. ¿Qué podía hacer? Me sentía tan impotente... No tenía ni idea de lo que hacer para que volviera a sonreir alegremente como antes. Aunque ella me dijera que no pasaba nada, que solo era, ¿alergia?

- ¿Eres alérgica a algo? - pregunté curioso. Como yo no era alérgico a nada no sabía sus síntomas, tal vez si fuera la alergia.

Aunque también cabía la posibilidad de que me estubiera mintiendo, cosa que dudaba. Mizore no sería capaz de mentirme, bueno, eso creía. La acababa de conocer pero le había cogido una gran confianza. La idea de que me estubiera mintiendo no me cabía en la cabeza, lo veía algo impropio de ella aunque no la conociera demasiado. Poco, se podría decir que nada, sabía sobre alergias pero no había oído hablar de que un síntoma fuera llorar, tal vez sería la primera vez que oía algo así.

¡Demonios! Me pregunto si era alergía a algo, claro que no lo era. Por ahora no era alergica a algo, pero... dios... no creía poder seguir mintiendo. No se lo merecía, pero tampoco tenía el valor de decirle la verdad. Era mejor seguir con la mentira, igual no se iba a expandir como para ponerme en cuarentena o algo peor.
-Etto... si,-dije, ¿a qué podía ser? ¿Algodón, pelusa, polvo, aire...? ¿Aire? ¿Quién era alergíco al aire? Dios... estaba perdida-al polvo, seguramente estaba por el aire. Me hace que llorar, bah, no se si se podría llamar "llorar" pero... algo así. Para no decir que sale agua por los ojos...-seguramente estaba sospechando. Esa mentira era muy erronea.
Mire para abajo de forma nerviosa para luego jugar con mis manos del mismo modo, no me creería. Además, no quería que me tomara como mentirosa, pero tampoco queria que supiera la verdad.
Ya no podía resistirlo, le iba a decir... costase lo que costase. Igual, tarde o temprano se iba a descubrir mi secreto. El oscuro secreto del pasado me gustaba decirle, aunque solo me lo decía a mi misma cuando estaba de buen humor.
-Inuki... no... mira... no hay alergía alguna, la verdad... es que si... llore... y me siento mal, me siento triste. Aunque no creo tener el derecho de estarlo...-le dije para luego sentarme en el suelo y abrazar mis rodillas. Puse mi mentón entre ellas y cerré los ojos. Sintiendome una idiota, una porqueria... una asesina.

Ya me lo había aclarado toda, conque era alérgica al polvo. Era bastante normal, pero lo único que me preocupaba era como le afectaría estando en un lugar como la academia, ya que el lugar es bastante antiguo y había polvo en cada rincón. Lo que me extrañaba era que no llevase mascarilla o algo parecido para que no se le metiera el polvo en los ojos o no sé, cosas así. Me llevé una mano a sujetar mi mentón y ladeé la cabeza, verdaderamente me preguntaba por qué no llevaba algo para protegerse. Entonces noté que su mirada se dirigía al suelo, parecía nerviosa mientra jugaba con sus manos. ¿Qué le pasaba? ¿Le daba vergüenza hablar conmigo? Yo creía que teníamos confienza, así que la miré un tanto extrañado. ¿Por qué se avergonzaba? No lo supe hasta que la oí nuevamente hablar. Me había mentido, pero no creía en absoluto que lo hubiera hecho para dañarme, sino porque simplemente no quería contarmelo. Y yo eso lo respetaba. Mizore se sentó en el suelo y abrazó a sus rodillas. Su estado me preocupaba y no sabía que hacer o mejor dicho como hacerlo. De todas formas decidí probar. Me acerqué a la chica de cabellos violetas, ahora mi amiga, y me agaché para esta a la altura de su cara. Lo que estaba a punto de hacer me avergonzaba un poco, así que me mordí el labio inferior para no ponerme nervioso. Coloqué mis manos en las rodillas de Mizore y le besé la frente un poco sonrojado. Después junté frente con frente.

- No digas eso. Tienes todo el drecho del mundo a estar triste, a sentirte mal... Eres una persona que es capaz de sentir emociones, tanto la alegría como la tristeza, nadie puede quitarte ese privilegio, ni siquiera tú. Por eso tienes el derecho a estar triste - le dije con dulzura y un tono tranquilo.

Me sorprendí al mismo tiempo que me avergonce y un rojo carmesí se apoderaba de mis mejillas, no estaba acostumbrada a ese tipo de acciones.
Pero al oir lo que dijo mi cara se ensombrecio, lo mire fijamente sin mostrar expresión alguna. Como me gustaria decirle la verdad, pero... no... tengo un amigo y no quiero perderlo. Aunque... debería saber la verdad, por más que me duela.
-Inuki...-suspiré-el echo de que no meresco sentirme triste... es...-hice una pausa cerrando mis ojos, ocultando mis ojos llorosos-que yo fui... la que asesinó a todo mi pueblo. Soy una asesina
Abrí mis ojos, pero retire sus manos de mis rodillas y me aleje de él para luego ponerme de pie. Tenía ganas de huir, irme de allí. Pero... no sabía por qué, pero sentía un alivio por dentro. Ya no le estaba ocultando nada.
Aun así di media vuelta y empecé a correr alejandome de él, una parte de mi no queria. Queria quedarse ahí y saber la reacción de Inuki, pero... ya me la podía imaginar. Y también el desprecio que tendría hacia mi en un futuro.
Pare de correr cansada, estaba por los pasillos de la academia. Por ahora era mejor esconderme.
Mire a todos lados buscando un buen lugar, cuando lo encontre. Un agujero contra la pared, parecía chico a primera vista pero se agrandaba por debajo. Pase y me escondí ahí, ocultando mi rostro con mis rodillas y cabellos que me cubrían gran parte de mi cara. Algo tenía de bueno que haya oscuridad en la academia, se podía esconder fácilmente.
Suspire en silencio.