Buscando algo en especial (Libre)

Se abrió camino entre la espesa maleza, durante una noche tan oscura y un cielo sin luna y cubierto de nubes era algo complicado para caminar y no caer en el intento. Se las ingenio bastante bien para no darse contra las lapidas que yacían ocultas entre el pasto. El silencio vivo que había era indescriptible para nada comparado con el escándalo que llevaban las almas en pena que se paseaban con aires de querer aterrar a Stein.

-Deberían saber que llevo mi larga vida tratando con muertos, ya nada me asusta-Diciendo eso le dio una calada a su cigarro mientras los espíritus aburridos comenzaban a seguirle el paso a tan interesante ser que parecía estar a gusto en aquel lugar del cual muchos salían huyendo. La mayoría de la gente temía de lo que no podía ver, si supieran que era mucho más tenebroso poder verlos comprenderían que su mundo de ignorancia era bastante alegre, cuando era pequeño vivía aterrado…pero de aquello hacia más de mil años…ahora simplemente le fascinaba.

Me encontraba caminando por las calles hasta que cruce un cementerio, primero no le di importancia. Pero caminé hacia atras y me volví para mirarlo, sonreí para mis adentros y entre. Un poco me entristecia ese lugar, me hacía pensar en mi pasado. Eso era horrible. Ya me había prometido no volver a pensar en aquel terrible error.
Meneé la cabeza intentando no pensar más en ello cuando escuche una voz. Segui caminando de hacia donde provenía y vi a alguien lejos. Me entró la curiosidad y lo segui. Pero al cabo de unos momentos me arrepentí. Deseando que no se haya dado cuenta cambie el caminó dando un silencioso suspiro.

-Este no es lugar para una jovencita como tu-Hablo de forma calmada provocando un pequeño eco al romper con el silencio del lugar. Aun de espaldas de quien se había entrometido en un sitio de tanta paz como ese. Con el cigarro en la boca tan solo subió su mano y ajusto la enorme tuerca de su cabeza haciendo un ruido bastante molesto. Tras acabar giro la cabeza de forma lenta para intentar verle en la oscuridad.

-Varias muchachitas de este cementerio murieron haciendo lo mismo, te recomiendo que te vayas con mucho cuidado-Dijo con una semi sonrisa abarcando parte de su rostro

Reí ante ello. No me conocía, yo podría matarlo si quisiera. Seguramente no conocio la historia de mi pueblo, de que una niña de pelo morado había matado a todos allí y luego huyo. Los pueblos vecinos se habían enterado, todavía no sabía por qué no los había atacado a ellos también. Y seguramente pudo no haberme reconocido por la oscuridad, aunque no tenía por qué hacerlo. Fue hace mucho tiempo eso.
-No te preocupes, se cuidarme-le conteste con tono divertido, ahora lo miraba sonriendo.

A veces el sentirse tan libre de preocupaciones no era del todo bueno, pero el no era nadie para ir dándole consejos a completas desconocidas, tan solo había cumplido con expresarle los deseos de las pobres jóvenes que allí fallecieron y que no querían una nueva compañera en sus terrenos.

-Espero que sea así. No quiero ser entrometido, pero ¿Se puede saber que haces a estas alturas de la madrugada?-Pregunto curioso, no era común ver personas en aquel sitio, ni a esas horas, ya que la mayoría era más sensata. Por ello quería saberlo, que animaba a alguien a arriesgarse de esa forma, pudiera ser que estuviera tan confiada de quien era que el miedo ya no formaba parte de ella. Fue sacando teoría tras teoría esperando que alguna de ellas fuera la correcta.

Esa pregunta me avergonzo, no queria admitir la verdad. Es que había ido a la tarde a la plaza de todos los días y a recostarme en el banco. Al parecer me había dormido y había despertado recién ahora. No me atreví a decirle la verdad, era demasiado vergonzoso.
-¿Acaso no puedo? No esta prohibido-le contesté cortante, todo lo divertido que me había causado antes había desaparecido.
Me acerque a él para mirarlo mejor, mire su cabeza y luego esa especie de tuerca gigante atravesandola. Me sorprendio pero no atreví a demostrarselo. Solo puse cara de, "ah, así que eso era lo que hacía el ruido".
Me eche el pelo hacia atras esperando alguna respuesta de él.

Le dio una calada a su cigarro y arrojo la colilla al suelo para pisotearla, se tomo todo el tiempo del mundo para contestarle, a tal punto que parecía que solo la estaba ignorando. Tras sacar una cajetilla de uno de sus bolsillos y confirmar que estaba vacía volvió la mirada hacia la chica con desgano.

-Esa no es la respuesta a la pregunta… -Levanto su dedo índice a la altura de su rostro y le apunto con el.

-…Un punto menos para el primer examen-Comento con una sonrisa infantil en el rostro agachándose un momento al suelo para recoger la colilla que había tirado. Stein gustaba de analizar a todas las personas que tuviera delante y ella no sería la excepción, parecía divertido ante la idea de ir descontando puntos en cuanto tuviera su primera clase. Cuanto la esperaba...

Al haberme dicho eso lo mire confusa.
-¿Perdón?-es lo único que pude decir, ¿desde cuando estaba en un examen? ¿Y desde cuando el era mi profesor? -Si no aceptas esa respuesta no tendras otra-segui hablandole con mi tono de arrogancia y fríaldad, no iba a cambiar. Que lo supiera.
Ya estaba comenzando a molestarme estar aqui en el cementerio, pero no mostre mi molestia. Segui como si nada. Como si nada me importaba. NI siquiera que ese tipo raro esté hablando incoherencias.

-Hum...serán dos puntos menos por esa falta de respeto hacia tu maestro-Se cruzo de brazos y asintió con la cabeza con una sonrisa aun más amplia en el rostro. Le estaba gustando eso, poder practicar con alguien el modo en que debería tratar con un grupo de ¿se le podría decir adolescentes? Bueno, con un grupo de niños con menos conocimientos que los de una mosca. Era su primer trato en mucho tiempo con una menor viva y le era extraño, pero notablemente agradable ¿Así sería ser profesor? Después de tantos años de soledad creyó que no podría ejercer en paz, pero eso de ir torturando a sus estudiantes si que molaba.

-Soy el doctor franken Stein, doctor Stein para todos los que me conocen y soy maestro de Nigromancia en la academia-Le saludo de forma alegre, pero con una mueca de sadismo en el rostro, eso a causa de que ya se estaba imaginando las torturas que podría infligirles a todos. ¿Estaría permitido colgarles de los pulgares?

Yo asentí no antes de hacerme la sorprendida alzando las cejas.
-Está bien, profesor, no creo que le convenga hacerme enojar. Se arrepentiria, aunque no creo que tenga tiempo para hacerlo-le dije cruzandome de brazos yo también y mirandolo de reojo con expresión divertida, aunque se podía tomar en temible.
De repente me acordé de lo que había estado pensando antes, ¿acaso queria que otra vida inocente muriera por culpa mia? No era su culpa ser insoportable (o si lo era?). Pero eso no cambio mi expresión y mi intención de dañarlo.

-No creas que por tener poderes puedes ser capaz de dañar a todo aquel que te fijes en mente-Comento bastante divertido sin sentirse en ningún minuto intimidado, aunque de todas formas se estaría alerta y con cuidado, ya había experimentado con su propio cuerpo lo que era poner a prueba a especies desconocidas para el y aunque había salido vivo no era muy cuerdo tentar a la muerte tantas veces en tan poco tiempo. Si bien, la perdida de la vida era hermosa para el, era exactamente por eso, por que el estaba vivo y podía apreciarla de ese modo.

-Así que te agradecería que no lanzaras juicios con tanta ligereza acerca de mi persona y de mis capacidades-entrecerró los ojos, acomodándose los lentes de montura delgada sobre la nariz. El ambiente olía a tensión, y a cosas que no se atrevía a describir por decencia y cortesía al estar frente a una mujer. A su primer vistazo y al segundo podía saber que aun seguía siendo una jovencita, a la nueva generación le faltaba esa chispa que tenían los de las épocas pasadas, pero que al mismo tiempo la hacia tan interesante.

Alce mi rostro hacia el cielo y lo mire con indiferencia.
-Tu no conoces nada sobre mi, y no te hagas superior conmigo solo por tener un título de profesor. Ninguno de los dos es superior a otro-le dije aun en mi postura. Me metí un chupetín en la boca y me di cuenta que no tenía motivo alguno por quedarme allí. Di media vuelta con mis talones y empece a caminar hacia la salida.

-¿Lamenta su pasado quizás? Eso explicaría muchas de sus respuestas y deducciones equivocadas sobre lo que pienso y digo-Claro que era así ¿En que momento exactamente le había dicho que la subestimaba? Ninguno en el que recordara, pero no era para quedarse a discutir por algo como eso y menos aclararle que a su título de maestro le daba tanta importancia como se la daba a las piedras que pisoteaba. Estaba ahí solo por mero interés.

-Que tenga una linda mañana señorita que nunca me dijo su nombre-Le hizo una leve reverencia quitándose el sombrero invisible, esperando en una parte muy pequeña de su conciencia que si se iba, aquella no fuera su última madrugada.

Las damas que estaban en el suelo le veían con molestia, esperando que le advirtiera de los peligros, pero ya le había dicho “puedo cuidarme sola” así que no le tomaría importancia y eso agregado a que su cuerpo sería un beneficio para sus trabajos si acababa muerta.

Pare de caminar cuando hablo sobre mi pasado, por un momento pensé que iba a romper a llorar. Pero me obligue a no hacerlo delante de un desconocido, hasta ahora me había mostrado arrogante y fría. No iba llorar delante de él, podría malinterpretar las cosas, como hace la mayoría de las personas si ve a alguien que esta triste y llora. Además que solo te mirarian con lastima, y, con lo que yo hice, si se enteraran, ni siquiera me mirarian así. Podrían tratarme como una asesina (lo cual lo era) o un monstruo.
Segui caminando angustiada, tratando de no hacerselo ver a ese hombre. Tampoco debía saber mi nombre, probablemente lo sabría cuando estuviese en su clase. Claro, si lo estaba (y si no me habría mentido sobre que lo era).
Suspire hondo mientras me alejaba.

-Esta nueva generación…-Murmuro entre dientes mientras volvía a lo mismo de hacia unos instantes, se coloco en la misma posición con las piernas cruzadas y sentado en el frío suelo. Abriendo todos sus sentidos volvió a concentrarse, intentando encontrar el cuerpo que tanto estaba buscando. Ignoro todas las almas que le volvían el trabajo más pesado y que revoloteaban a su alrededor golpeando su energía por el solo hecho de recriminarle lo que había hecho.

-No molesten…o quemare sus almas-Les amenazo de un modo irritado y tras conseguir nuevamente la paz entro a un modo de transe, el que probablemente le llevaría horas.